No es mía. La frase es del maestro español Paco Umbral. Decía el viejo: “El periodismo mantiene a los ciudadanos avisados, a las putas advertidas y al gobierno inquieto”. Sí, el periodismo. Esa costumbre de moscas tras la novedad, la “nueva”. Y que en el Perú cada 1 de octubre celebra con pompas lúgubres el “Día del periodista”. Gran cosa de insolentes. Vaya fiesta. Y a las redacciones mandan ron, pases a hostales y las chicas se alborotan. Y se recibe felicitaciones institucionales, de congresistas y alcaldes matreros. Y más abrazos. Y la verdad, me llega.

Se celebra con garabatos y hurras un oficio que está mal pagado, que cada vez trafica con más sangre y que, como dice Lauer: “hay la sospecha de que el periodismo es más temido que respetado”. Mi último libro se llama “El más vil de los ofidios”. Es ‘ofidios’ no oficios. Réptiles, víboras, serpientes. Es un conjunto de textos que en su tiempo pertenecieron a los predios del periodismo y que hoy son historias faustas. Ese es mi problema. García Márquez decía que es “el mejor oficio del mundo”. No creo.

foto de Manuel paredes

He trabajado en El Comercio apenas huyó Fujimori y hasta que me despidieron por desfachatado. Conozco al monstruo desde sus tripas. Junto al español Alex Grijelmo redactamos los nuevos Principios Rectores Periodísticos del Grupo. Al llegar al “Principio Rector 19: El negocio”, escribimos una gran verdad y ahí está registrada: “Los periodistas del Grupo El Comercio no pueden estar ajenos a los aspectos del negocio que permite que el medio se difunda y que la empresa tenga éxito”. Y añadíamos en el acápite i: “Como señala la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), dentro de las exigencias para que un medio informativo se mantenga independiente está la de ser rentable”. Es decir, como su nombre lo dice: full comercio, negocio, ganancia.

Gustavo Mohme Seminario, director de La República, se rasgaba las vestiduras el otro día al denunciar el monopolio del Grupo El Comercio en la prensa escrita que ha comprado el 54 % de las acciones del Grupo Epensa. Dijo que aquello afectaba libertad de prensa, de expresión y fractura la democracia y la pluralidad. Que en el plano comercial, un actor tenga el 78% del mercado elimina la competencia. Mohme, molesto denunció también que esa mafia de la Federación Nacional de Canillitas está influenciada por El Grupo Comercio y que el Consejo de la Prensa Peruana está pintada porque no pudo generar un debate que oriente una discusión sobre el tema. ¿Cuál debate? Negocios son negocios.

fritz du bois, actual director de "El Comercio"

DE LOS MERCADERES

Que el Director Periodístico de El Comercio sea hoy el lobista Fritz Du Bois Freund es un capricho financiero de estos tiempos. ¿Acaso es periodista? No. Pero sabe de utilidades, estipendios y utilidades. Suficiente. Por ello, don Fritz, sí celebró a lo grande el “Día del periodista”. Entonces me tomo la libertad de reproducir lo que escribió Juan de la Puente: “Que el 1 de octubre no sea el Día Nacional de la Mermelada. Please empresarios, ejecutivos, funcionarios del Estado, políticos, no aprovechen este día para enviar regalos, merchandising, licor, pases libres, vales de comida, u organizando agasajos, y, general, otros testimonios de un trato mercantil para con los periodistas (…) Un poquito de dignidad no vendría mal”. Vale.

Desde hace 33 años soy periodista. Amo mi profesión. Con ella conseguí mi entrañable bienestar, pude prolongar mi familia, educar a mis hijos y vivir contento. Verdad, la mayoría de los procedimientos de la prensa de hoy me joden. Pero por ello estoy atento contra la batería enemiga. Además, quiero y admiro a mis colegas. Mis compinches en esta azarosa vida de mientras. He trabajado en casi todos los medios y he tenido maestros admirables que antes de ser buenos periodistas eran buenas personas.

Y fue a principios de septiembre del 2001 que comencé a dictar regularmente cursos de periodismo. Había, desde antes participado en conferencias, charlas, disertaciones, pero fue un 7 de septiembre --hace 10 años-- cuando exactamente descubrí la cosa. No pude dormir la noche anterior. Me temblaba por primera vez el píloro. Un hipo recorría mi pierna izquierda. Sudaba como un degenerado. Era otra esfera, un camino minado más que abonado de esperanzas ignotas. Cuando uno escribe, además de la tentación de fundar un universo, se enfrenta siempre al maldito reto de estar permanentemente a punto de colocar el punto final. El grado cero de la escritura y uno es dueño de su texto tanto como de su sexo. Uno es dueño de las palabras tanto como un Dios.

periodistas en una sala de prensa

DE LOS MAESTROS

Y ahora enseño y construyo textos. Y no he parado de escribir erecto. Ha ocurrido, cuando me he preguntado sobre las razones de ese quehacer, el de escribir, aquello de confirmar en grafías las ideas y los sueños, pues no siempre estoy de acuerdo con los otros; esos que también escriben. En mi caso, me interesaba el hablarme al oído dudando a más no poder. No a las certezas tajantes, jamás a las afirmaciones inapelables. En ese proceso de grado cero de la escritura, hipótesis e impulsos eléctricos ganan la necesidad de hallar la certeza a partir de sus opuestos.

Por eso algunos doctos me han tildado de chiflado más que de huachafo que en el fondo creo que es lo mismo. En el fondo, ese “escribir” tiene sobre cualquier otra cosa, bastante de experimento, voluntad más de aprender que de enseñar, esfuerzo por mejorar el mundo, humanizar a tanto usureros, liberarse de la angustia de las miserias todas, hacerse conocido más que famoso y construir un mundo para que lo habiten menos imbéciles.

Friega decirlo. He visto también a muchos de mi generación, degollados por el hábito y el rito. Yo practico todo lo contrario. Y les jode. Desde la paráfrasis a la parodia. El dislate y la ironía. La paradoja y los aforismos. Todo es paródico aunque verdad. Juego serio de tensiones. Duelo bravo de caricias. La hoja en blanco como piel tersa de muchacha enamorada. La pantalla cual lisura de la hermosura y de todas las arrechuras.